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Proteger la democracia

  • Escritor: Robb Ryerse
    Robb Ryerse
  • 2 de junio
  • 2 min read

Conservar lo que compartimos


Uno de mis primeros recuerdos es ir a votar con mi madre. Por aquel entonces, las cabinas de votación tenían unas cortinas grandes y pesadas. Recuerdo que me ponía a su lado y le ayudaba a correr esa cortina tan grande y fea. Era como si entráramos en un espacio secreto donde iba a ocurrir algo importante.


No conocía los nombres de la papeleta. No entendía los temas. Pero sabía que importaba. Mi madre estaba haciendo algo serio. Algo bueno. Algo que nos conectaba con nuestra comunidad y nuestro país.


Así es como debería sentirse el voto.


Me presento al Congreso porque creo que que proteger nuestra democracia no es sólo un objetivo político, es una cuestión de fe. Votando es como nos cuidamos los unos a los otros. Así es como forjamos juntos el futuro. Y sólo funciona si todo el mundo tiene una oportunidad real de ser escuchado.


Pero ahora mismo, demasiada gente se queda fuera a propósito. Algunos políticos intentan dificultar el voto. Dibujan mapas de distritos injustos que encierran su poder. Y difunden mentiras sobre nuestras elecciones solo porque no les gustan los resultados.


Eso no es democracia. Eso no es fe. Y no es lo que Arkansas se merece.


En nuestro estado, votar puede seguir siendo confuso y complicado. Las colas son largas. Las normas son estrictas. Los mapas se elaboran a puerta cerrada. Y la gente normal es la que sale perdiendo.


Esto es lo que yo creo:

  • Deberíamos facilitar el votoampliando el voto anticipado, utilizando el voto seguro por correo y haciendo que el registro sea automático.

  • Debemos acabar con el gerrymanderingpara que los políticos no elijan a sus votantes.

  • Necesitamos que nuestras elecciones sean seguras y justascon auditorías fiables.


Para algunos son detalles políticos. Yo los veo como cuestiones de confianza y verdad.


Porque detrás de cada papeleta hay una persona. Un estudiante universitario que vota por primera vez. Una enfermera jubilada que nunca se pierde unas elecciones. Un padre trabajador que saca tiempo para votar entre un trabajo y otro.


La democracia funciona mejor cuando todo el mundo puede manifestarse y cuando su voz cuenta de verdad.


Como pastor, siempre he creído que la fe significa defender lo que es justo. Que estamos llamados a crear sistemas que reflejen la justicia y el amor. Eso es lo que debería ser la democracia: una forma de amar a nuestro prójimo construyendo juntos el futuro.


Así que arreglemos lo que está roto. Protejamos lo que compartimos. Y asegurémonos de que nadie tenga que dudar nunca de si su voto sigue siendo importante.


Porque es así. Siempre ha sido así.

 
 
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